
GM recorta producción de SUV eléctricos ante fin de incentivos federales y caída en demanda
Automotriz04/09/2025

General Motors (GM) se suma a la creciente lista de fabricantes que ajustan sus apuestas por la electromovilidad. La automotriz estadounidense ha decidido reducir la producción de vehículos eléctricos en una de sus plantas clave en Tennessee, una medida que refleja no solo la desaceleración en la demanda, sino también los cambios regulatorios impulsados por la actual administración del presidente Donald Trump.
Fuentes cercanas al asunto y documentos internos de la compañía revelaron que GM detendrá en diciembre la fabricación de los SUV eléctricos Cadillac Lyriq y Vistiq en su planta de Spring Hill. Aunque el Lyriq ha sido uno de los modelos eléctricos más vendidos por la firma, la empresa planea reducir drásticamente su producción durante al menos los primeros cinco meses de 2026, lo que incluye el despido temporal de uno de los dos turnos laborales y cierres programados de la planta en octubre y noviembre.
Adicionalmente, GM considera posponer indefinidamente el inicio de un segundo turno en su planta cercana a Kansas City, donde estaba previsto iniciar la producción del nuevo Chevy Bolt EV antes de que termine el año. Esta decisión subraya el nivel de incertidumbre que rodea al futuro inmediato del mercado de autos eléctricos en Estados Unidos.
Un giro estratégico forzado por la política fiscal
Estas medidas responden, en gran parte, a la eliminación del crédito fiscal federal de 7,500 dólares para la compra de vehículos eléctricos, un incentivo que estuvo vigente por cerca de 15 años y que expirará oficialmente el 30 de septiembre. La legislación fue impulsada y aprobada por la administración Trump en julio, marcando un claro cambio en la política energética y medioambiental del país.
"La demanda se desacelerará sin ese crédito", advirtió la directora ejecutiva de GM, Mary Barra, durante un evento realizado en diciembre de 2024. Su preocupación refleja la de todo un sector que ve en la pérdida de apoyos fiscales un golpe directo a la viabilidad comercial de los autos eléctricos en el corto plazo.
La nueva legislación también congela las multas que los fabricantes deben pagar por no cumplir con las normas de eficiencia de combustible, lo que —según analistas— incentivará el regreso a modelos a gasolina, dada su mayor rentabilidad y menor complejidad operativa.
Electromovilidad, entre el escepticismo político y la presión global
A pesar de que GM registró su mejor mes histórico de ventas de autos eléctricos en agosto, con 21,000 unidades vendidas, la compañía no ha podido revertir la tendencia generalizada del mercado: la adopción de autos eléctricos crece a un ritmo más lento de lo previsto y, en muchos casos, sigue siendo económicamente inviable sin subsidios.
Desde el interior de la industria, algunas voces alertan sobre el riesgo de rezago competitivo frente a China y Europa, regiones donde la electrificación del transporte avanza con mayor firmeza gracias al respaldo estatal, políticas climáticas más agresivas y estructuras de producción más integradas.
En este contexto, ejecutivos de GM han comenzado a reivindicar su capacidad de maniobra basada en su portafolio de autos con motor de combustión interna. “La solidez de nuestra cartera ICE nos dará la flexibilidad y rentabilidad de las que carecen las empresas 100% eléctricas”, escribió Duncan Aldred, director de GM para Norteamérica, en un mensaje a empleados.
Un futuro con más cautela que entusiasmo
La decisión de GM no representa un abandono del mercado eléctrico, pero sí una recalibración estratégica significativa. Las condiciones del mercado estadounidense, sumadas al retiro de incentivos clave, obligan a los fabricantes a revalorar sus planes de producción y a priorizar modelos que ofrezcan márgenes de ganancia más predecibles.
A medida que la política energética de EE.UU. gira hacia una postura menos favorable al transporte sustentable, la industria automotriz se enfrenta a una encrucijada: adaptarse a una demanda contenida sin abandonar por completo la innovación en movilidad eléctrica, mientras observa cómo sus competidores internacionales avanzan con mayor determinación en esa misma dirección.
Por ahora, la flexibilidad operativa y el retorno a la combustión interna parecen ser la tabla de salvación para GM en un entorno que ha cambiado más rápido que las promesas de electrificación hechas en los últimos años.


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