
Trump amenaza con imponer un arancel adicional del 50% a China si no retira sus represalias comerciales
Internacional07/04/2025

El conflicto arancelario entre Estados Unidos y China escaló este lunes a un nuevo nivel de tensión después de que el presidente Donald Trump amenazara con imponer un arancel adicional del 50% a todos los productos chinos, si Pekín no retira antes del 8 de abril los gravámenes de represalia que anunció la semana pasada. La advertencia fue publicada en Truth Social, la red que el republicano utiliza como canal principal de comunicación.
“Si China no retira su aumento del 34%, además de sus abusos comerciales a largo plazo, antes de mañana, 8 de abril de 2025, Estados Unidos impondrá aranceles adicionales del 50% a China, a partir del 9 de abril”, sentenció Trump en su mensaje. Asimismo, aseguró que “se suspenderán todas las conversaciones con China”, refiriéndose a las negociaciones que, según él, fueron solicitadas por Pekín para contener la escalada comercial.
La respuesta china al paquete de aranceles anunciado el 2 de abril —que contempla un gravamen general del 10% a todas las importaciones y cargas adicionales que en el caso de China suman un total del 54%— ha sido tajante. Pekín impuso su propia batería de aranceles del 34% sobre los productos estadounidenses, además de activar controles a la exportación de tierras raras, insumos críticos para industrias tecnológicas. También presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), calificando las medidas estadounidenses como "intimidación unilateral" y una violación al sistema multilateral de comercio.
Para Trump, sin embargo, la represalia china no es más que la confirmación de un patrón de prácticas desleales. En su mensaje, el presidente estadounidense acusó a China de “subsidios ilegales, manipulación cambiaria y una larga historia de barreras comerciales encubiertas”. Reiteró que su política arancelaria es una respuesta directa y proporcionada a las condiciones que enfrentan los productos y servicios estadounidenses en el exterior: “Si ellos nos cobran, nosotros también les cobramos. Y más.”
La amenaza de un nuevo arancel del 50% representa un punto de inflexión. De concretarse, significaría que China enfrentaría gravámenes acumulados que superarían el 100% en algunos rubros sensibles, como maquinaria, productos electrónicos y bienes de consumo. Para muchas empresas multinacionales con operaciones en ambos países, el escenario podría traducirse en rupturas de cadenas de suministro, costos logísticos mayores y una presión inflacionaria sobre los precios globales.
Desde Pekín, la reacción no se hizo esperar. “La presión y las amenazas no son la forma correcta de relacionarse con China”, expresó Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores. El tono reflejó tanto el rechazo al ultimátum como una advertencia velada de que nuevas represalias podrían estar en curso si se concreta la medida estadounidense.
Analistas financieros y comerciales han comenzado a advertir sobre las consecuencias globales de esta guerra arancelaria de “doble filo”. La incertidumbre ya ha arrastrado a las bolsas de Asia a su peor jornada desde 2008, y las principales plazas bursátiles de Europa y América acumulan pérdidas significativas desde el anuncio inicial de Trump.
Fuentes cercanas al sector tecnológico señalan que compañías como Apple, Tesla, AMD y Qualcomm podrían ver impactadas sus cadenas de producción y acceso a mercados. Al mismo tiempo, el nerviosismo por una recesión global ha vuelto a instalarse en las previsiones de los organismos multilaterales. El Fondo Monetario Internacional advirtió esta semana que las medidas de Trump representan un “riesgo significativo” para el crecimiento mundial.
Mientras tanto, desde el interior del gobierno de Estados Unidos, funcionarios del Tesoro y del Departamento de Comercio mantienen una postura ambigua. Aunque respaldan públicamente la estrategia del presidente, no se ha confirmado si el arancel del 50% es técnicamente viable ni cómo se implementaría de forma inmediata. El plazo que impone Trump —menos de 48 horas— añade presión no solo a China, sino también al propio aparato gubernamental estadounidense.
En este nuevo capítulo de la guerra comercial, los márgenes para la negociación parecen estrecharse, y las apuestas, tanto económicas como políticas, se hacen cada vez más elevadas. Todo indica que el 9 de abril no solo podría marcar una nueva escalada en las tensiones globales, sino también redefinir el equilibrio de poder en el comercio internacional.



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