
Trump impone un arancel del 50 % a Brasil en represalia por el juicio a Bolsonaro: escalada comercial con tinte político
Internacional10/07/2025

Desde el corazón mismo de su estrategia electoral y bajo el paraguas de la doctrina del “sentido común”, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la imposición de un arancel del 50 % a todas las importaciones brasileñas. La decisión, difundida en una carta dirigida al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y publicada en la red Truth Social, representa un nuevo capítulo en la política comercial del mandatario republicano, pero también una inusitada represalia diplomática por el juicio que enfrenta Jair Bolsonaro en su país de origen.
Fuentes cercanas a la administración indican que este endurecimiento responde no solo a razones económicas, sino a una intención explícita de castigar lo que Trump considera un ataque “insidioso” a la libertad de expresión y al legado de uno de sus aliados ideológicos más cercanos en América Latina. “A partir del 1 de agosto de 2025 cobraremos un arancel del 50 % sobre todos los productos brasileños a Estados Unidos”, señala la misiva, en un tono que se aleja del lenguaje técnico habitual para adoptar una narrativa punitiva, cargada de connotaciones políticas.
El mensaje, que modifica significativamente el formato estándar de las cartas comerciales previamente enviadas por la Casa Blanca, enfatiza que la decisión es “mucho menos de lo que se necesita para tener la igualdad de condiciones” con Brasil. Además, Trump amenaza con incrementar aún más el gravamen si Brasil decide tomar represalias comerciales. “Estos gravámenes pueden modificarse al alza o a la baja dependiendo de nuestra relación con su país”, advierte el documento.
Desde el entorno de la Casa Blanca se ha filtrado que esta carta forma parte de una ofensiva más amplia: en los últimos días, Trump ha enviado comunicaciones similares a una quincena de países, incluyendo Japón, Corea del Sur, Filipinas y varias naciones del norte de África y Oriente Medio. En todos los casos, el patrón se repite: una exigencia de apertura de mercados y eliminación de barreras arancelarias, bajo amenaza de sanciones unilaterales.
La industria brasileña ha reaccionado con alarma. La Confederación Nacional de la Industria (CNI) expresó su “preocupación” y “sorpresa” por la medida, calificándola de injustificada desde el punto de vista económico. “Una ruptura de esta relación causaría un daño significativo a nuestra economía”, afirmó Ricardo Alban, presidente del organismo, quien llamó a “intensificar el diálogo” para evitar una disrupción mayor. Según cifras de la CNI, aproximadamente 10.000 empresas brasileñas exportan actualmente a Estados Unidos, muchas de las cuales ya experimentan efectos negativos debido a aranceles anteriores.
Contrario a la justificación del mandatario estadounidense, la patronal subraya que el superávit comercial en bienes y servicios ha favorecido a EE.UU. durante más de 15 años, acumulando más de 250.000 millones de dólares en ese periodo. “No hay un desbalance comercial que justifique esta penalización”, insisten desde el sector industrial brasileño.
El trasfondo político de esta decisión se vincula directamente con la situación judicial de Jair Bolsonaro, quien enfrenta procesos en Brasil por su rol en la desinformación electoral y los ataques a la democracia durante su mandato. Trump ha evitado referirse públicamente a los cargos concretos, pero ha enmarcado su reacción como una defensa de los “derechos fundamentales de Libertad de Expresión de los estadounidenses”, en una aparente alusión a su propia narrativa sobre censura y persecución política.
Desde el interior de la administración se sostiene que esta medida también busca enviar un mensaje claro de endurecimiento ante socios que no se alineen con los intereses estratégicos de Washington bajo su presidencia. La decisión de elevar unilateralmente los aranceles —y condicionar su eventual reducción al grado de alineamiento político y comercial— marca un giro aún más personalista en la política exterior económica de Trump.
A pocas semanas de que el calendario electoral estadounidense entre en su fase más decisiva, esta nueva embestida comercial no solo apunta a galvanizar a la base electoral del presidente con promesas de proteccionismo, sino también a redefinir los términos de las relaciones con América Latina bajo su liderazgo. La advertencia a Brasil es, en esencia, una advertencia global: la política comercial de Trump no se rige por los balances comerciales, sino por la fidelidad política y la oportunidad estratégica.



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