Autos chinos opacan a los alemanes en el show de Munich

La comparación pone de manifiesto los desafíos económicos que enfrenta Alemania.

Durante décadas, la etiqueta "Hecho en Alemania" era sinónimo de tecnología automotriz de vanguardia y diseño innovador. Sin embargo, las automotrices alemanas están luchando por mantenerse al día en la competencia global para producir más vehículos eléctricos, y algunos ejecutivos ahora utilizan una frase pegajosa para describir cuán rápido necesitan ponerse al día: "A la velocidad china".

Esta expresión refleja la rápida transformación de la industria automotriz china en un líder en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Esta transformación quedó claramente demostrada en la IAA Mobility, un importante salón del automóvil celebrado en Múnich, donde los automóviles chinos recién llegados al mercado se destacaron.

BYD, un fabricante chino de automóviles eléctricos que superó a Volkswagen como la marca más vendida en China este año, presentó un elegante sedán y un SUV que generaron aplausos de la audiencia.

"Creo que los europeos están muy sorprendidos por el rendimiento de los automóviles chinos en Europa", comentó Matthias Schmidt, un analista independiente del mercado de vehículos eléctricos con sede en Berlín.

El espectáculo llega en un momento delicado para la industria automotriz alemana, que es la más grande de Europa y un pilar fundamental de la economía alemana.

Las automotrices alemanas, que alguna vez fueron un motor clave de la economía del país, se han convertido en una carga. En junio, la producción de la industria automotriz disminuyó un 3.5% en comparación con el mes anterior, lo que afectó la producción industrial total del país, que cayó un 1.5%.

Sin embargo, esta situación no se limita únicamente a la industria automotriz. La economía alemana en su conjunto está estancada, en parte debido a los altos costos de energía y materias primas, que son un efecto secundario de la invasión de Rusia a Ucrania el año pasado.

Empresas alemanas destacadas, incluyendo a Volkswagen y la gigante química BASF, han retrasado sus planes de expansión o anunciado inversiones en regiones con incentivos más atractivos, como China y Estados Unidos.

La persistente inflación elevada está erosionando el poder adquisitivo de los alemanes y contribuyendo al pesimismo tanto de los consumidores como de las empresas. La situación económica actual plantea desafíos significativos para Alemania en su papel como líder industrial y económico en Europa.