
Fabricantes alemanes buscan acuerdo arancelario con EE.UU. en medio de presiones de la administración Trump
Automotriz28/05/2025

Los tres gigantes automotrices alemanes —BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen— están inmersos en negociaciones con el Departamento de Comercio de Estados Unidos para alcanzar un acuerdo que les permita amortiguar el impacto de los aranceles del 25% impuestos por la administración Trump a las importaciones de vehículos, confirmaron fuentes cercanas al proceso.
Las conversaciones, que podrían culminar en junio, según una de las personas consultadas, estarían centradas en un esquema de créditos arancelarios. La propuesta bajo análisis permitiría a las automotrices deducir parte de los aranceles en función del volumen de vehículos exportados desde Estados Unidos hacia terceros países, lo cual favorecería particularmente a BMW, que actualmente es el mayor exportador automotriz por volumen desde suelo estadounidense.
Desde el interior de estas negociaciones se ha conocido que Washington estaría dispuesto a flexibilizar las medidas arancelarias, siempre y cuando las armadoras alemanas se comprometan a incrementar su inversión en territorio estadounidense, particularmente en segmentos de producción de vehículos eléctricos y componentes de alto valor tecnológico.
Aunque ni BMW, ni Mercedes-Benz ni Volkswagen han emitido comentarios oficiales sobre el estado actual de las negociaciones, previamente admitieron estar en conversaciones con la administración estadounidense para enfrentar la política comercial agresiva del presidente Trump. La presión no es menor: Estados Unidos representa el mayor mercado de exportación para los tres fabricantes alemanes.
La estrategia de Trump y la ofensiva arancelaria
El endurecimiento arancelario de Trump ha sido una constante en su segundo mandato, y su administración ha enviado señales claras de querer repatriar cadenas de valor industriales, especialmente en sectores estratégicos como el automotriz. La reciente amenaza de un arancel adicional del 50% a partir de junio ha reactivado la urgencia de negociaciones, tanto con la Unión Europea como con fabricantes individuales.
Según Handelsblatt, que fue el primer medio en reportar las conversaciones, el objetivo de Trump no solo es recuperar empleos industriales en Estados Unidos, sino forzar un reequilibrio comercial con Alemania, país que mantiene un abultado superávit comercial con la economía norteamericana.
Movimientos del mercado y reacciones empresariales
El solo anuncio de que se están llevando a cabo negociaciones impulsó las acciones de los fabricantes: BMW subió un 3.1%, Volkswagen un 2.2% y Mercedes-Benz un 1.8%, reflejando el optimismo de los mercados ante un posible acuerdo que reduzca la incertidumbre.
Como parte de su estrategia de contención, Mercedes-Benz ha incrementado su producción en la planta de Tuscaloosa, Alabama, donde ensambla su SUV GLC para el mercado norteamericano. Este movimiento responde a la lógica de evitar los aranceles a través de la fabricación local, una tendencia que también podría replicarse en otras filiales.
Por su parte, ejecutivos de Audi y BMW han expresado en fechas recientes su expectativa de que haya avances concretos hacia julio, lo que indicaría que las negociaciones están en una fase avanzada.
Un delicado equilibrio para la industria alemana
Las automotrices alemanas enfrentan una doble presión: por un lado, la prolongada desaceleración económica en Alemania ha reducido sus márgenes de maniobra, mientras que en el plano global, deben lidiar con una feroz competencia en el mercado eléctrico liderado por Tesla, BYD y otros actores emergentes.
La posibilidad de un alivio arancelario en Estados Unidos sería un respiro clave para empresas que ya están ajustando sus estructuras productivas en favor de mercados más rentables y accesibles.
Reflexión final
En un escenario geopolítico cada vez más volátil, la diplomacia industrial se ha vuelto una herramienta crítica para los fabricantes globales. El eventual acuerdo entre los gigantes alemanes y la administración Trump no solo aliviaría tensiones comerciales inmediatas, sino que podría sentar un precedente para futuras negociaciones bilaterales en un contexto donde los intereses económicos y estratégicos convergen.
Sin embargo, el resultado final dependerá de cuán convincente sea el paquete de inversiones que las automotrices alemanas pongan sobre la mesa. La cuenta regresiva hacia junio ya comenzó.




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