Nearshoring impulsa auge en la industria del acero de México

Humberto Marcos Corella, experto en la industria de la construcción, destaca que México tiene el potencial de convertirse en un referente mundial en el sector de la construcción, especialmente al enfocarse en prácticas más sustentables. Según Corella, la industria del acero en México está experimentando un crecimiento significativo, impulsado por el nearshoring y los planes de más de 400 empresas de establecer operaciones en el país. Esto se traduce en un aumento de las exportaciones y de la fabricación de acero para proyectos de infraestructura y una amplia gama de productos, beneficiando a la economía nacional.

Corella expone que el efecto del nearshoring está transformando varios sectores económicos en México, y la industria del acero no es la excepción. Se estima que la demanda de acero aumentará a 2.65 a nivel global en 2024, con un crecimiento del 1.7%, posicionando a México como uno de los principales productores de acero.

En 2022, México produjo 18.2 millones de toneladas de acero crudo, situándose en el puesto 14 entre 64 países productores de la Asociación Mundial de Acero, Worldsteel. Además, México es el segundo proveedor de acero para Estados Unidos, con exportaciones que superaron los cinco millones de toneladas en 2022.

Corella también resalta que, además del aumento en la producción de acero, se observarán beneficios como la reducción de costos de transporte y recursos utilizados para exportar el material a países cercanos; menor riesgo operativo; mayor calidad de los productos; y un mejor conocimiento del mercado. Esto permitirá a las empresas fabricantes de acero en México diseñar estrategias de producción, operación y comercialización más efectivas.

El experto también enfatiza los beneficios ambientales, señalando que la demanda e innovación en la industria permitirán la implementación de tecnologías más sustentables, reducir el uso de insumos dañinos para el medio ambiente y diseñar políticas de compra-venta más efectivas.

Corella concluye que el auge en la producción de acero en México no solo debe ser una estrategia comercial exitosa, sino también un cambio hacia prácticas más sustentables en la industria.