Valeria Moy advierte: las amenazas comerciales de EE.UU. minan la confianza y encarecen las cadenas de valor

Manufactura04/09/2025Industrial InsiderIndustrial Insider
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En un momento de creciente tensión comercial y retórica proteccionista por parte del gobierno de Estados Unidos, Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), lanzó una advertencia contundente: el uso del comercio como herramienta de presión política está erosionando la estabilidad económica regional y afectando de forma directa a las cadenas de valor en América del Norte.

En su análisis titulado “Pocos acuerdos, muchas amenazas”, Moy retrata un escenario donde la incertidumbre provocada por las decisiones y anuncios unilaterales desde Washington ha comenzado a impactar de manera tangible en las operaciones de las empresas multinacionales. Estas compañías —que dependen de la integración regional para maximizar su eficiencia productiva— ya enfrentan costos crecientes, interrupciones en la planeación estratégica y posibles desvíos de inversión hacia mercados menos expuestos a fluctuaciones geopolíticas.

“Los acuerdos comerciales toman tiempo, requieren visión de largo plazo y deben estar sustentados en una lógica económica, no en impulsos unilaterales. Por ahora, lo que hay no son acuerdos, sino amenazas. En esa incertidumbre, todos pierden”, subrayó Moy.
Un mensaje sin dirección y con alto costo
Desde el punto de vista de la directora del IMCO, la constante emisión de amenazas arancelarias o medidas comerciales punitivas por parte de EE.UU. ha perdido efectividad y credibilidad. En lugar de fortalecer la posición negociadora de Washington, estas advertencias repetidas —y muchas veces contradictorias— han generado desconfianza y desorden, tanto entre sus aliados comerciales como al interior de sus propios sectores productivos.

“La sobredosis de advertencias, sin resultados concretos ni direcciones claras, termina por restarles fuerza. En el mejor de los casos, confunden. En el peor, dañan”, puntualizó.
Moy también hizo énfasis en que la dinámica actual socava años de construcción institucional en materia de comercio multilateral, debilitando estructuras que fueron diseñadas precisamente para evitar el uso político de los intercambios económicos.

El déficit comercial: una distorsión política
En su crítica al enfoque comercial del presidente estadounidense —quien ha hecho del déficit comercial una bandera de campaña y política pública desde su primer mandato—, la economista mexicana aclaró que no hay nada intrínsecamente negativo en que un país como EE.UU. mantenga un déficit en su balanza comercial.

“El tamaño del consumo estadounidense excede por mucho al de sus competidores más cercanos. Es esperable que una economía así recurra a la producción de otros países”, explicó, señalando que esta interdependencia no solo es normal, sino deseable en una economía globalizada y especializada.
Para Moy, el problema radica en la interpretación ideológica del déficit como símbolo de debilidad económica, una visión que ignora factores determinantes como el nivel de ingreso y el tipo de cambio real, y que conduce a decisiones contraproducentes, como el aumento de aranceles o la amenaza de revisión constante de tratados comerciales.

Una región atrapada entre el mercado y la política
El análisis del IMCO se produce en un contexto donde México, Canadá y Estados Unidos —socios en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC)— enfrentan tensiones crecientes. La postura proteccionista del actual gobierno estadounidense, el uso estratégico de aranceles y la amenaza de renegociaciones o cancelaciones unilaterales han generado una atmósfera de fragilidad para los compromisos comerciales trilaterales.

Frente a esta situación, Moy hace un llamado a preservar la visión de largo plazo y a proteger la arquitectura comercial de América del Norte, que ha sido uno de los pilares del crecimiento regional en las últimas décadas.

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