
Kering vende su negocio de belleza a L’Oréal por 4,000 millones de euros en una apuesta por reducir deuda y reenfocar su estrategia
20/10/2025

Kering, el grupo de lujo francés propietario de Gucci, ha acordado vender su negocio de belleza a L’Oréal por 4,000 millones de euros (unos 4,660 millones de dólares), marcando un giro estratégico significativo bajo el liderazgo de su nuevo CEO, Luca de Meo. La operación, que incluye la prestigiosa casa de fragancias Creed y licencias de largo plazo para desarrollar productos bajo las marcas Balenciaga y Bottega Veneta, representa no solo la transacción más grande en la historia de L’Oréal, sino también una apuesta decisiva de Kering por fortalecer su posición financiera y reenfocar su portafolio hacia su núcleo: la moda de alta gama.
Desde el interior de la operación se ha confirmado que las negociaciones con L’Oréal se aceleraron significativamente tras la llegada de De Meo al mando en septiembre. Aunque la posibilidad de una venta ya se había discutido previamente, fue el ejecutivo italiano quien imprimió velocidad al proceso, según fuentes familiarizadas con el asunto. En menos de dos meses, De Meo ha revertido una de las apuestas más ambiciosas de su antecesor, François-Henri Pinault, quien impulsó la creación de Kering Beauté con la compra de Creed en 2023 por 3,500 millones de euros.
El acuerdo con L’Oréal contempla además la futura transferencia de la licencia de fragancias de Gucci, una vez finalice el actual contrato con Coty, que los analistas prevén concluirá en 2028. En conjunto, se trata de una jugada que algunos analistas califican como “una medicina amarga pero necesaria” para un grupo que enfrenta no solo un entorno de menor crecimiento en su marca insignia, sino también una deuda neta de 9,500 millones de euros, más otros 6,000 millones en pasivos por arrendamientos a largo plazo.
El negocio de belleza no había dado señales de consolidarse como un motor rentable para Kering. Durante el primer semestre del año, la división registró pérdidas operativas por 60 millones de euros, lo que cuestionaba la viabilidad del plan inicial de diversificar sus ingresos y reducir su dependencia de Gucci. A ello se suma un escenario más amplio de desaceleración en el mercado chino, clave para el sector de lujo, que provocó una caída del 25% interanual en los ingresos de Gucci durante el último trimestre.
La reacción del mercado fue inmediata: las acciones de Kering subieron un 4.7% tras el anuncio, mientras que las de L’Oréal ganaron un 1.4%, reflejo de la confianza de los inversionistas en que la operación será beneficiosa para ambas partes. Para L’Oréal, que ya gestiona con éxito licencias de lujo como Yves Saint Laurent —marca cuya división de perfumes adquirió por 1,150 millones de euros en 2008—, la adquisición consolida su liderazgo en el competitivo segmento de fragancias premium, que representa ya el 14% de sus ingresos globales.
Analistas del sector consideran que la compra tiene pleno sentido estratégico. Creed, una de las marcas más codiciadas en el mercado de fragancias de nicho, se alinea con la ambición de L’Oréal de seguir expandiendo su portafolio de lujo. Además, la firma tendrá acceso a licencias de marcas aún subexplotadas en el ámbito de belleza, como Balenciaga y Bottega Veneta, con potencial para capturar nuevas audiencias globales. “L’Oréal disfruta de un fuerte impulso en la división Luxe y debe estar ansioso por obtener las licencias asociadas a las prestigiosas, pero relativamente poco desarrolladas, marcas de Kering”, explicó Bruno-Roland Bernard, consultor y docente en el Institut Français de la Mode.
La operación incluye también la formación de una empresa conjunta entre Kering y L’Oréal, enfocada en crear experiencias y servicios de lujo para el cliente, un indicio de que las relaciones entre ambas compañías podrían profundizarse aún más. No obstante, algunos observadores se preguntan si este movimiento podría afectar otras negociaciones en curso, como las conversaciones entre L’Oréal y el grupo Armani, mencionado por el propio Giorgio Armani en su testamento como comprador preferente de una participación en su casa de moda.
Por ahora, Kering ha postergado otros proyectos de expansión, incluyendo la adquisición total de la marca italiana Valentino, y se encuentra evaluando la venta de participaciones en sus activos inmobiliarios como medida para generar liquidez adicional. En paralelo, la prioridad del nuevo CEO es clara: recuperar el equilibrio financiero, estabilizar el crecimiento de Gucci y reposicionar al grupo como un actor más enfocado y disciplinado en el competitivo universo del lujo global.
La venta del negocio de belleza, que aún debe ser aprobada por las autoridades regulatorias, se espera que concluya durante el primer semestre de 2026. Hasta entonces, el sector seguirá de cerca los próximos pasos de una Kering en transformación y de una L’Oréal que refuerza, una vez más, su liderazgo indiscutible en el universo de la belleza.




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