Trump aprueba venta parcial de TikTok a aliados en EE. UU. y mantiene licencia del algoritmo a ByteDance

Industria 4.026/09/2025Industrial InsiderIndustrial Insider
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En un giro estratégico y político, el presidente Donald Trump firmó este jueves una orden ejecutiva que aprueba la venta de una participación mayoritaria en la filial estadounidense de TikTok a un consorcio de inversionistas estadounidenses alineados con su administración, marcando un hito en la disputa sobre el control de la popular aplicación de videos cortos y su papel en la cultura digital de Estados Unidos.

La operación no implica una separación total de ByteDance, la empresa matriz china de TikTok, sino una reestructuración que mantiene ciertos lazos tecnológicos clave, incluyendo el licenciamiento del algoritmo de recomendación, una de las piezas centrales del éxito de la plataforma. Aunque la orden ejecutiva establece que ByteDance no podrá acceder a los datos de usuarios estadounidenses tras la venta, seguirá siendo propietaria del motor que opera la célebre página "Para Ti", lo que ha despertado escepticismo sobre el alcance real de la "desinversión".

Según la Casa Blanca, la nueva entidad tendrá control operativo del algoritmo, podrá reentrenarlo y supervisarlo, y deberá operar sin "relación operativa" con ByteDance, como lo exige la legislación aprobada por el Congreso. Pero el hecho de que la transferencia se limite a una licencia, en lugar de una cesión total del código fuente, ha provocado inquietud entre expertos en privacidad, seguridad y regulación tecnológica.

La venta, que incluye también las aplicaciones CapCut y Lemon8, responde a años de presión política y escándalos, entre ellos los informes que revelaron que empleados de ByteDance en China accedieron a datos de usuarios estadounidenses y espiaron a periodistas de Forbes que cubrían filtraciones internas.

En la conferencia de prensa desde la Casa Blanca, Trump justificó el acuerdo asegurando que con esta reestructuración "los estadounidenses podrán usar TikTok con más confianza que antes" y minimizó los temores de propaganda, aunque bromeó: “Haría que TikTok fuera 100% MAGA si pudiera, pero lamentablemente no va a funcionar así”.

La nueva estructura corporativa de TikTok en EE. UU. estará liderada por Oracle, Andreessen Horowitz y Lachlan Murdoch, entre otros aliados empresariales del presidente. Esta conformación desata preocupaciones sobre un posible intento de consolidar control político y mediático, similar a lo ocurrido con la transformación de X (antes Twitter) bajo la dirección de Elon Musk.

Críticos han advertido que la venta podría convertirse en un vehículo para influir en la opinión pública a través de una de las plataformas más influyentes entre jóvenes. Aunque los funcionarios de la Casa Blanca niegan cualquier intención política detrás de la operación, el historial reciente de presiones contra medios críticos —como la suspensión de Jimmy Kimmel o los acuerdos legales con cadenas como ABC— alimenta sospechas de un patrón de intervención en el ecosistema mediático.

Por otro lado, no está claro qué sucederá con los datos históricos que ByteDance ya recopiló antes de la venta ni cómo se gestionarán futuras actualizaciones del algoritmo. En el entorno tecnológico, los términos de la licencia otorgada a la nueva entidad serán clave para determinar si existe una autonomía efectiva o si TikTok USA dependerá aún de recursos técnicos controlados por China.

Esta decisión ocurre en un momento de intensa consolidación de poder en los sectores tecnológico y mediático en EE. UU., y proyecta un modelo en el que la intervención gubernamental y la proximidad ideológica con el poder parecen jugar un papel central en la propiedad y dirección de plataformas clave para el discurso público.

Mientras tanto, la comunidad de usuarios, los desarrolladores y los anunciantes observan con atención los efectos prácticos de esta reestructuración. Si los nuevos dueños de TikTok intentan rediseñar su narrativa editorial o interferir en sus dinámicas orgánicas, la plataforma podría enfrentar una reacción adversa significativa y perder su atractivo entre las generaciones más jóvenes.

El futuro de TikTok, por ahora, queda en manos de una coalición empresarial con fuertes vínculos políticos, bajo la promesa de mayor seguridad, pero con muchas preguntas aún sin responder sobre independencia, transparencia y libertad de expresión en una era marcada por la rivalidad entre plataformas, gobiernos y narrativas.

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