OpenAI y Google Cloud cierran acuerdo estratégico para ampliar capacidad informática

En un giro inesperado dentro del sector de inteligencia artificial, OpenAI ha cerrado un acuerdo con Google Cloud, filial de Alphabet, para utilizar sus servicios de cómputo en la nube, confirmaron fuentes cercanas al asunto a Reuters. La decisión, finalizada en mayo tras varios meses de negociación, marca una colaboración notable entre dos de los principales competidores en la carrera por el liderazgo en IA generativa.

De acuerdo con tres personas con conocimiento directo de las conversaciones, Google Cloud proporcionará capacidad de procesamiento adicional a OpenAI para el entrenamiento y ejecución de modelos de lenguaje, complementando así su infraestructura actual respaldada principalmente por Microsoft. Aunque ninguna de las empresas implicadas ha ofrecido comentarios oficiales, la noticia deja en evidencia la creciente presión operativa que enfrentan los desarrolladores de modelos de IA ante una demanda explosiva de recursos computacionales.

Fuentes del sector señalan que el acuerdo representa una victoria significativa para la nube de Google, que ha estado buscando posicionarse como un proveedor confiable de infraestructura para empresas de IA avanzada. Aunque OpenAI se ha mantenido históricamente cerca de Azure, el servicio de Microsoft, la necesidad de escalar sus operaciones ha llevado a la empresa dirigida por Sam Altman a diversificar sus fuentes de cómputo, en línea con su ambicioso proyecto de infraestructura denominado Stargate.

Desde el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022, OpenAI ha experimentado una escalada sin precedentes en el uso de sus modelos, tanto en entrenamiento como en inferencia (procesamiento de información en tiempo real para los usuarios). Esta presión ha puesto a prueba incluso los entornos más robustos de cómputo, al tiempo que ha reconfigurado alianzas tradicionales en la industria tecnológica.

El movimiento también pone a prueba los límites de la rivalidad entre empresas tecnológicas, ya que OpenAI y Google se encuentran actualmente compitiendo por el dominio de la inteligencia artificial generativa. No obstante, desde el interior de ambas compañías se ha admitido que el terreno de juego en IA ya no responde únicamente a dinámicas de exclusividad, sino a necesidades compartidas de infraestructura, interoperabilidad y eficiencia energética.

Cabe destacar que los ejecutivos de Google han sugerido recientemente que esta carrera tecnológica no será “una donde el ganador se lo lleva todo”, reconociendo la creciente complejidad de las demandas de IA y la necesidad de colaboración en ciertos frentes, incluso con actores tradicionalmente considerados adversarios estratégicos.

Este acuerdo podría tener implicaciones de largo alcance para el mercado de la computación en la nube, donde Google busca aumentar su participación frente a Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure. Al mismo tiempo, evidencia cómo el auge de la inteligencia artificial está rompiendo paradigmas establecidos y fomentando nuevas formas de interdependencia entre gigantes tecnológicos.

En el trasfondo, permanece el desafío común: sostener el ritmo de innovación en un campo que, al tiempo que promete transformar industrias enteras, impone exigencias técnicas y logísticas de escala global.