México y Estados Unidos se acercan a un acuerdo para reactivar exportación de ganado tras brote del gusano barrenador

El sector agropecuario mexicano vislumbra un escenario favorable para la reanudación de las exportaciones de ganado hacia Estados Unidos, luego de semanas de restricciones derivadas del brote de Cochliomyia hominivorax, conocido comúnmente como gusano barrenador del ganado. El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) expresó su respaldo al reciente acuerdo técnico entre ambos gobiernos, que incluye una inversión de 21 millones de dólares por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para fortalecer la estrategia sanitaria en el estado de Chiapas.

Fuentes cercanas al asunto confirmaron que este acuerdo se concretó tras una videollamada entre el secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué, y su homóloga estadounidense, Brooke Rollins. El diálogo bilateral dio pie a un plan conjunto que contempla medidas como la regionalización sanitaria, el reforzamiento de los controles de movilización ganadera y la vigilancia epidemiológica intensiva en la zona afectada.

Uno de los puntos más relevantes es la expansión de la planta de producción de moscas estériles en Metapa, Chiapas, una instalación clave para la técnica del insecto estéril (TIE), que ha sido fundamental para el control del gusano barrenador desde la erradicación oficial de la plaga en 1991.

Desde el interior del CNA se ha reiterado que “existe un ambiente técnico y político positivo” que podría acelerar la reapertura de los cruces fronterizos, aún en evaluación por parte de una misión del USDA que visitará México en los próximos días. Esta misión se encargará de verificar en campo la aplicación efectiva de las medidas acordadas, paso considerado determinante para levantar la suspensión.

El impacto económico de este cierre no ha pasado desapercibido: según el CNA, las pérdidas por el bloqueo de exportaciones ascienden a 11.4 millones de dólares diarios, una cifra que afecta directamente a productores, engordadores y exportadores, especialmente en los estados fronterizos.

A pesar del cierre temporal anunciado el pasado 11 de mayo —y que oficialmente concluyó el 25— la frontera no ha sido reabierta, lo que ha generado presión tanto del sector privado como de autoridades estatales. El CNA asegura que la estrategia de contención ha sido efectiva, con una reducción del 75% en nuevos casos: de 120 reportados al inicio del brote, se ha bajado a apenas 30.

Sin embargo, la presencia de seis casos de miasis en humanos confirmados por la Secretaría de Salud, todos en el estado de Chiapas, subraya la urgencia de consolidar un enfoque sanitario integral que aborde tanto la salud animal como la salud pública.

Una plaga con memoria histórica
El gusano barrenador del ganado representa una de las amenazas sanitarias más serias para el sector agropecuario. Erradicado de México hace más de tres décadas, su reaparición despierta profundas preocupaciones por el costo económico y logístico de su control. Esta larva, que se alimenta del tejido vivo en heridas abiertas, puede devastar hatos ganaderos en poco tiempo y requiere una respuesta técnica especializada para su eliminación.

La reactivación de las exportaciones no solo es clave para los ingresos del sector, sino también para la reputación sanitaria de México como proveedor confiable de carne y ganado en pie, especialmente hacia Estados Unidos, su principal socio comercial en este rubro.

Hacia una reapertura inminente
Desde el sector agroalimentario se percibe un optimismo moderado respecto a que en los próximos días se anuncie oficialmente la reapertura de las exportaciones. De concretarse, esta decisión enviaría un mensaje de confianza y coordinación técnica eficaz entre los servicios sanitarios de ambos países.

Para el CNA, el episodio también deja lecciones claras: la vigilancia epidemiológica y el fortalecimiento de las capacidades regionales son esenciales en un contexto de cambio climático, presión sanitaria y creciente movilidad de mercancías agropecuarias.

En este contexto, el acuerdo alcanzado no es solo una solución a una crisis puntual, sino un paso estratégico para blindar la sanidad animal y garantizar la continuidad del comercio agropecuario en un entorno internacional cada vez más exigente.