Elon Musk incursiona en la industria restaurantera con un restaurante retrofuturista de Tesla en Los Ángeles

25/03/2025Industrial InsiderIndustrial Insider
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Mientras los reflectores se centran en los vaivenes bursátiles de Tesla y la controversia política que envuelve a Elon Musk, discretamente avanza un proyecto que podría redefinir la experiencia del usuario en la era de la electromovilidad: la construcción del primer restaurante de Tesla, un complejo de estética retrofuturista que conjuga gastronomía, entretenimiento y estaciones de carga rápida, ubicado en el bulevar de Santa Mónica, en Los Ángeles.

El edificio, de diseño curvo y revestido en tonos plateados, evoca un platillo volador salido de un autocine de los años 50. Está flanqueado por dos pantallas de cine al aire libre en las que, según documentos de permisos de construcción, se proyectarán películas de corta duración, pensadas para amenizar el tiempo de recarga de los vehículos eléctricos de la marca. Con 2,000 metros cuadrados de superficie, el complejo —que aún no tiene fecha oficial de apertura— incluirá restaurante, teatro y estación de carga operativa las 24 horas.

La idea, revelada por Musk en 2023 en su red social X, buscaba reinventar un concepto clásico de la cultura estadounidense: comer mientras se carga el vehículo, con una propuesta “sobrecargada de Vaselina con los Supersónicos”, según sus propias palabras. Sin embargo, lo que en su momento parecía una jugada audaz dentro del ecosistema Tesla, hoy se lee bajo otra luz.

En medio de una caída del 50% en el valor de las acciones de Tesla, acusaciones de terrorismo doméstico por actos de vandalismo contra sus vehículos y un entorno cada vez más polarizado, la incursión en la industria restaurantera se torna más simbólica que anecdótica. La decisión, en apariencia banal, de operar un restaurante, ahora toca fibras ideológicas, sociales y de identidad de marca.

Tesla ha contactado a chefs reconocidos como Suzanne Goin y Caroline Styne (Lucques Group), así como al equipo de Wolfgang Puck Catering, responsable de las cenas de gala tras los premios Oscar. Pero hasta ahora, nadie ha firmado oficialmente. Styne, por ejemplo, rechazó la propuesta debido a restricciones operativas como la prohibición de venta de alcohol, y a un desencanto con la figura de Musk: “Esta persona ha asumido un papel demasiado importante en todo lo que está ocurriendo y está afectando la vida cotidiana de todos”.

Los acuerdos de confidencialidad que Tesla exige para cualquier negociación en torno al restaurante son tan estrictos que, según fuentes consultadas por The New York Times, prohíben incluso revelar la existencia del acuerdo de confidencialidad. Esa opacidad ha alimentado un aura de misterio en torno al proyecto, que solo refuerza su carga simbólica en el contexto actual.

El proyecto llega en un momento en que Tesla ya no es solo un fabricante de autos, sino un campo de batalla cultural. En Los Ángeles —donde la marca alguna vez fue un símbolo de innovación ambiental y estatus urbano— muchos consumidores han comenzado a tomar distancia de la empresa, ya sea por decisiones empresariales, posturas políticas de Musk o la percepción de que la marca ha perdido el rumbo.

Varios chefs consultados se muestran divididos. Algunos, como el afamado Walter Manzke, consideran la propuesta “emocionante”. Otros, como Danny Meyer (fundador de Shake Shack), la consideran inadecuada: “Quizá lo habría hecho hace 10 años, porque entonces tenía un brillo diferente. La marca giraba en torno al medio ambiente. Parecía algo estupendo”.

A pesar del ruido, el proyecto no deja de ser fascinante. Se trata de una fusión inédita entre movilidad eléctrica, arquitectura retrofuturista, gastronomía y entretenimiento, en un solo espacio. Si el modelo prospera, podría replicarse en otras ciudades con alta penetración de autos eléctricos, convirtiéndose en una nueva pieza del ecosistema Tesla, ahora en el ámbito del consumo y el ocio.

En un mundo donde los tiempos de carga de los autos eléctricos reconfiguran la noción del “pit stop”, y donde los clientes buscan experiencias memorables más allá de un servicio eficiente, el restaurante de Musk representa tanto una respuesta a una necesidad logística como un experimento ideológico, de marca y de estilo de vida.

Más que servir hamburguesas o proyectar cortometrajes, el restaurante Tesla en Santa Mónica puede convertirse en una cápsula del tiempo para entender cómo una marca, un empresario y una ciudad redefinen juntos el futuro, o el pasado, de la movilidad urbana.

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