Banxico recorta su tasa de interés al 8% ante desaceleración inflacionaria y débil crecimiento económico

El Banco de México (Banxico) redujo este jueves su tasa de interés interbancaria en 50 puntos base, llevándola al 8 por ciento, su nivel más bajo desde agosto de 2022. Este movimiento representa el cuarto recorte consecutivo del año y refleja la respuesta del banco central a un entorno económico caracterizado por una inflación desacelerada y una actividad económica débil.

La decisión, anticipada por analistas, llega en un contexto de menor presión inflacionaria: según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación general anual se ubicó en 4.51 por ciento durante la primera quincena de junio, marcando una desaceleración respecto a meses anteriores, aunque aún por encima del objetivo oficial de Banxico, que es de 3 por ciento ±1 punto porcentual.

Al mismo tiempo, el crecimiento económico permanece estancado. El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) mostró una expansión de apenas 0.1 por ciento en abril, lo que refuerza la percepción de un enfriamiento en la economía nacional.

Con esta decisión, Banxico mantiene una postura de política monetaria más flexible en comparación con la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha optado por mantener su tasa sin cambios en lo que va del año. La diferencia de enfoques refleja prioridades distintas: mientras la Fed sigue cautelosa ante señales inflacionarias globales, Banxico intenta equilibrar el control de precios con la necesidad de estimular una economía que muestra signos de fatiga.

El subgobernador Jonathan Heath ya había anticipado que una reducción de medio punto podría llevar la tasa a su nivel más bajo en tres años, brindando cierto alivio a los sectores productivos y al consumo interno. No obstante, en el mercado financiero se percibe que, hacia adelante, Banxico podría optar por una postura más cautelosa, especialmente si la inflación se mantiene persistentemente por encima de la meta.

El ciclo actual de relajamiento monetario marca una nueva etapa tras el periodo de alzas sostenidas que llevó la tasa hasta un pico de 11.5 por ciento, en un intento por contener las presiones inflacionarias exacerbadas por la pandemia y las disrupciones globales.

La trayectoria futura de la política monetaria mexicana dependerá ahora de la evolución de los precios, la recuperación económica y los movimientos de la Fed, en un entorno internacional todavía cargado de incertidumbres.