Remesas a México caen 5.1 % en 2025: Banxico confirma tendencia a la baja en medio de presiones migratorias y fiscales de EE. UU.

Economía 01/12/2025Industrial InsiderIndustrial Insider
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México recibió 51 mil 344 millones de dólares en remesas durante los primeros diez meses de 2025, lo que representa una caída interanual de 5.1 % y marca siete meses consecutivos de descenso, según informó este lunes el Banco de México. Se trata de la reducción más prolongada desde que las remesas se convirtieron en la principal fuente de divisas del país, en un contexto cada vez más tenso por la política migratoria y fiscal implementada en Estados Unidos.

El dato implica una pérdida de 2 mil 746 millones de dólares respecto a lo captado entre enero y octubre de 2024, cuando los envíos alcanzaron los 54 mil 90 millones. Si bien la caída ha sido paulatina, desde marzo —cuando se rompió una racha de 46 meses con crecimientos consecutivos—, la tendencia ya no es circunstancial. Fuentes cercanas al Banco Central reconocen que se está configurando un nuevo ciclo en el comportamiento de estos flujos.

En octubre pasado, México captó 5 mil 635 millones de dólares, una baja de 1.7 % en comparación con el mismo mes del año anterior. Aunque la remesa promedio individual creció 4 % frente a octubre de 2024 y se ubicó en 403 dólares, el número de operaciones cayó 5.4 %. La mayoría de los envíos (99.2 %) siguen realizándose vía transferencia electrónica, mientras que el número total de operaciones retrocedió 5.2 % entre enero y septiembre, cerrando en 116 millones.

De acuerdo con Banxico, el ajuste en los flujos es “el resultado neto de una disminución en el número de envíos y un incremento moderado en el valor promedio”, lo que refleja un cambio en los patrones de envío, posiblemente ligados a factores de presión económica entre la comunidad migrante, así como a nuevas barreras regulatorias impuestas por la administración estadounidense.

En junio de 2025, el Gobierno de EE. UU. implementó un impuesto del 1 % a las remesas enviadas en efectivo, giros postales y cheques de caja, medida que ha sido interpretada como una acción de presión directa sobre las comunidades migrantes. En respuesta, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, activó un programa de reembolso fiscal para compensar ese costo adicional a los connacionales, al tiempo que criticó públicamente esta política, acusándola de violar el tratado bilateral de 1994 contra la doble tributación.

Desde el inicio del segundo mandato del presidente Donald Trump, en enero de 2025, se han intensificado las acciones de control migratorio, lo que ha generado incertidumbre entre los cerca de once millones de migrantes indocumentados en EE. UU., de los cuales casi la mitad son mexicanos. Esta tensión ha comenzado a reflejarse en los flujos financieros, pues el envío de dinero al país se ha visto afectado no solo por las condiciones económicas, sino por el temor a nuevas restricciones y sanciones.

A pesar de la caída, los ingresos por remesas acumulados en los últimos doce meses —de noviembre de 2024 a octubre de 2025— se mantuvieron estables en torno a los 62 mil millones de dólares, nivel similar al observado en los doce meses anteriores. No obstante, todo apunta a que 2025 romperá con la tendencia de incrementos anuales sostenidos que se mantuvo durante once años, desde 2013 hasta el récord de 64 mil 745 millones de dólares alcanzado al cierre de 2024.

La desaceleración preocupa por su impacto macroeconómico. Las remesas representan cerca del 4 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y son fuente esencial de ingreso para millones de hogares. Su disminución puede afectar el consumo interno, especialmente en estados con alta dependencia de estos recursos como Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Oaxaca.

Analistas coinciden en que la combinación de políticas migratorias restrictivas, nuevas cargas fiscales y un entorno económico menos favorable podría marcar el fin de una era de bonanza para las remesas. Aunque el Gobierno mexicano ha buscado amortiguar los efectos con programas de apoyo, el margen de maniobra es limitado si el entorno en EE. UU. se mantiene adverso.

En este nuevo escenario, la resiliencia de las comunidades migrantes será puesta a prueba, y con ella, la capacidad del Estado mexicano para ofrecer respuestas más allá del asistencialismo. La política fiscal y migratoria estadounidense ya no sólo configura el destino de millones de personas, sino que comienza a alterar los flujos económicos que han sido columna vertebral para regiones enteras de México.

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